jueves, 21 de octubre de 2010

Palabras Pentatónicas. Pequeña visión de un transeúnte común y silvestre, sobre el blues en Bogota

Leonardo González de F-15 Ensamble, considerado uno de los mejores y más versátiles armonicistas del país, quien también ha participado en varias agrupaciones de Blues y Blues Rock bogotanas como Fonika, Blueswagen entre otras, nos dejo conocer su opinión sobre el Blues Bogotano; una opinión sincera que nos hace reflexionar sobre nuestra realidad como género. Con este escrito, abrimos el espacio de “Palabras Pentatónicas”, donde buscaremos que los músicos del género, expertos del tema y escuchas fervientes, entre muchos otros, nos regalemos sus opiniones acerca del género del blues y rock en Bogotá.

PEQUEÑA VISIÓN DE UN TRANSEÚNTE COMÚN Y SILVESTRE, SOBRE EL BLUES EN BOGOTÁ

Más de 100 años han pasado desde que los negros africanos, que llegaron a Norteamérica convertidos en esclavos, tuvieran que soportar todo ese dolor que cargaban a sus espaldas, incluyendo poderosas melodías salidas de lo profundo de cada ser que las entonaba con desgarradoras voces, apaciguando así, todas sus tristezas y desventuras en un fascinante estilo musical que hoy conocemos como Blues. Música que al correr de los años se esparció por el mundo en pequeños pueblos y grandes urbes, que si bien hoy día, no tiene un carácter masivo, se niega a desaparecer.

Los blancos, o más bien, la maquinaria comercial, intentó amainar sus comienzos como expresión cultural, y, a pesar de haber tenido algo de éxito en su afán de acabar con la que en algún momento fue mal llamada “música del diablo”; en los años 60, como por obra y gracia del Espíritu Santo, se revitalizó como expresión musical con los “Revival”, la llamada Nueva Ola, si se puede denominar así, a músicos europeos que  retomarían el blues de antaño revitalizándolo y devolviéndole la vida a los incomparables Bluesman. Si no fuera por esta corriente, muy seguramente, los Bluesman, ya estarían completamente olvidados y la historia sería totalmente diferente. Es claro que ni existiría el rock como tal, por que como ya es bien sabido, todo el movimiento Blues de antaño, desembocó en el Rock and Roll, o si no que lo diga Hendrix o Vaughan si estuviesen vivos, o Chuck Berry, o The Rolling Stones, o The Cream, o Led Zeppelin, o The Doors, en fin, tantos artistas que han sido influenciado por este género, que poco a poco fue ganando más terreno en los oídos de músicos y escuchas. Sin embargo, por alguna razón, el blues se resiste a desaparecer y la prueba está en los festivales que todavía se siguen realizando sobre todo en Estados Unidos y Europa, y en la producción de discos, que aunque bien es algo reducida, aun contribuye a que el Blues se siga manteniendo en pie.

Para muchos el Blues está muerto; es música de ancianos, música fácil o en el peor de los casos música mediocre. Para otros, simplemente es una forma de vida o por lo menos es algo que no tiene fecha de vencimiento y que hace que en mayor o menor grado la vida tenga sentido.

Ahora, hay que hablar de eso que llaman “Espíritu del Blues”, una idea que ha hecho que el género se mantenga vivo a pesar de los años, ya sea mutando en otras formas o en su estado “Natural”. Es ahí donde hacemos un alto en el camino y nos preguntamos, ¿Qué pasa con el blues en Colombia?, ¿Existe?, ¿No existe? Preguntas que yo podría responder como fanático, evadiendo cualquier responsabilidad de tipo profesional a la hora de proferir mi humilde opinión, diciendo que en general, Colombia es un país muy diverso y si hablamos de música mucho más.

Para analizar este aspecto hay que partir de dos puntos. La primera es que  la circulación de la música en nuestro país esta definida por parámetros comerciales y así se ha mantenido durante décadas, haciendo que sea cual sea el género musical que se quiera o esté sonando fuera de aquellos parámetros, quede muy difícil su difusión a grandes masas.

La segunda es que si hablamos sólo de Blues y Rock (sin dejar de lado los demás géneros), indiscutiblemente Colombia es más un país de Rock, y la razón es, sencillamente, porque tiene una visión comercial más implícita y fue creciendo, de tanto en tanto, llegando a haber festivales tan grandes, como el festival de Anncon en el territorio antioqueño en los años 70, y otros tantos a nivel nacional hasta llegar a los amados Rock al Parque en Bogota y Altavoz en Medellín.

Por algunas razones más de tipo social, el rock fue decayendo y ya en los años 80, fue mutando hasta llegar a los límites del Pop, que era uno de los géneros que mandaba la parada en las emisoras comerciales. Aunque, a la par no dejaron de existir algunos grupos en el Underground Colombiano que después de una lucha en los terrenos no comerciales, en los años 90, volvieron tomar fuerza creciendo cada vez más hasta consolidar el Rock como género en Colombia.

Sólo hasta esa década el Blues tubo visibilidad en Bogotá con grupos como Vértigo, Candelaria Blues, Isidore Ducasse, Casa Roja, Blue Derek, Santa Fuma, entre otros. Movimiento que a comienzos de este milenio empezó a decaer y  que ahora,  siendo el año 2010, intenta levantarse con dificultad. En otras regiones existe un pequeño movimiento, pero en Bogotá es un poco más fuerte, a pesar de haber muy pocos músicos y ya que es mi contexto, me he enfocado en esta ciudad.

Si bien hay personas que de alguna u otra manera abogamos por el blues, todavía no logra alcanzar un reconocimiento importante. Pero ¿Qué es lo que pasa?, se preguntarán muchos. Bueno, si se tiene en cuenta que acá pesa mas el Rock por las razones anteriormente mencionadas, eso, en parte, ha hecho que el Blues, como género se mantenga arrinconado un poco, entre otras cosas por que cada vez que se piensa en hacer Blues, hablamos es de grupos de Rock haciendo uno que otro tema de la llamada “Música para el Alma”; o que musicalmente nacieron en el contexto rockcanrolero y decidieron en algún momento convertirse al Blues; o bien, finalmente se inclinaron por el Blues Rock y algunos sentirían que “Eso no da plata” y desistirían..

A esto le sumamos que cada vez que hay un Festival de Blues (que por lo pronto es solo  uno anualmente en Bogotá), los músicos que no están totalmente inmersos en él, deciden hacer grupos desarmables exclusivamente para los festivales y si acaso algunos deciden seguir porque de alguna manera les logró funcionar; pero que la verdad sea dicha: si hablamos de estos dos géneros, Bogotá es una ciudad de Rock, prácticamente lo tenemos en las venas. Lo paradójico es que si el Blues es el papá, es fácil apreciar que a través de los años, se ha venido convirtiendo en el hijo perdido, sobre todo aquí en Colombia.

Para terminar hay que decir, que la única manera que existe de cambiar el panorama “Blusero” en nuestra ciudad, (y por ende en nuestro país), es por un lado que los que estén haciendo cualquier labor de difusión sea la que sea, no dejen de seguir haciéndola y por otro lado la unión entre los mismos difusores. Además, que los músicos que se dediquen a hacer Blues sean consecuentes con lo que esta ocurriendo actualmente a nivel musical en el mundo, saliéndose de los parámetros tradicionales, proponiendo cosas diferentes a las que ya existen, sin perder la esencia y cercanía con el género para que siga teniendo vigencia. También cabe recalcar, que merece la pena, a parte de respaldar el género, apoyar los esfuerzos de las publicaciones independientes dedicadas a su difusión.
Distrito Blues Rock