lunes, 3 de mayo de 2010

La Encrucijada del Hombre Limón

Por: Malatesta

La presentación del Hombre Limón en la XIII versión del Festival de Blues y Jazz de la Libélula me hizo pensar por un instante en esos cuadros fantásticos del Palacio de Versalles en París, accesibles para una élite selecta pero desconocidos para el resto del mundo. Es una pena que una banda con tanta abundancia y desfogue tuviera tan pocos invitados a su cena musical. Más que asistir a un concierto de blues, tuve la impresión de presenciar una juerga entre amigos,  enmarcada en un ambiente de camaradería excesiva entre los protagonistas de la noche: los músicos, su escaso público y las sillas vacías.  

Lo contradictorio del asunto, es que el Hombre Limón no es un grupo que aparece tras un soplo espontaneo como los primeros hombres del Génesis. Como tantas agrupaciones bogotanas, son fruto de la evolución, han tenido que inventarse con el tiempo para consagrarse en escena y ser reconocidos. Por eso en el 2008 alcanzaron uno de sus grandes logros, tocar en el Festival de Rock al Parque, la meca de los músicos colombianos.

Entonces ¿dónde está la falla? Porque una banda con una trayectoria nada desdeñable en los anales del rock no tiene la capacidad de convocatoria suficiente para llenar escenarios más reducidos que Rock al Parque. Es una pregunta que se torna difícil, y más aún cuando se asiste a una presentación en vivo de la agrupación. Hay que descartar la opción de que la banda no tiene seguidores por alguna desavenencia en su sonido o su puesta en escena, por el contrario, escucharlos es un deleite, un festín del alma.  

Al margen de la poca asistencia, el Hombre Limón se mostró seguro en escena.  Tienen una cadencia estridente que aunque no escape del corte convencional, está llena de iniciativas musicales interesantes. Resulta llamativo que no hay liderazgos ni desfases, conducta obligada en el músico virtuoso. Esto demuestra que asumen la música con profesionalismo, cada uno aporta lo que sabe y entra  en el momento en que tiene que hacerlo.

El vocalista, algo dicharachero, mantuvo los ánimos del público e incluso en un momento de la presentación,  tuvo los pantalones para bromear sobre la poca asistencia: “De verdad, gracias por venir, realmente no esperábamos a nadie. No sé porque en Bogotá no hemos pegado como en Titiribí o Ambalema”.

Por otro lado, el bajista, que portaba con honor de bebedor empedernido una camiseta de Jack Daniels, fue el más efusivo de la banda. Las gotas le escurrían tras correr y bailar por todo el escenario buscando alianzas musicales con los otros músicos.  Después de cada canción quedaba agotado, respiraba con avidez, se quitaba el sombrero, (sí, otro bajista de blues con sombrero) y apenas escuchaba el compas inicial de la próxima canción entraba de un nuevo en un trance del que nadie lo sacaba.

El guitarrista, sobrio y mesurado en las primeras canciones, se puso su sombrero de la suerte en la cuarta canción y las cosas cambiaron.  Empezó a desgajarse, a sentir la convulsión del instrumento y fue tanta su pasión, que en un country que interpretó la banda bailó como el experto polkista que lleva escondido en sus adentros.

El baterista, algo socarrón, también bromeó con el público, aprovechaba los inicios de cada canción para lanzar el chascarrillo respectivo. En la parte musical sobresalió en los coros, donde se nota un trabajo vocal conjunto con la voz principal. Sobra decir que los arreglos en la batería  hacer logran un refinamiento musical que agradable al espectador.

En síntesis, El Hombre Limón es una banda concisa, se nota el tiempo que han pasado juntos y sobre todo la pasión con que se entregan a la  tarea vertiginosa de hacer blues.  Sus virtudes opacan sus defectos,  eso es definitivo y es uno de los factores que inclina la balanza hacia el reconocimiento. Esperemos, sepan aprovecharlo.

1 comentario:

Ferney dijo...

Esta banda es una de mis favoritas en cuanto a blues nacional se refiere y si, es una verdadera lastima la falta de público asistente, no solo a esta presentación sino a muchas otras dentro del festival. Me pareceria prudente crear estrategias para atraer audiencia, que como en mi caso, en su gran mayoria son estudiantes, y en ocaciones las ganas de asistir se ven opacadas por la falta de dinero.

Gran blog, gracias por tomarse el tiempo de mostrar a los músicos y dar cuenta de sus intereses.

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