viernes, 12 de noviembre de 2010

Palabras Pentatónicas. El ajeno que tanto sentimos

Frank García, fundador de Bluesila Blues Band, es tal vez uno de los más tradicionales guitarristas de la escena blusera en Bogotá. Su banda después de varios años de trabajo con su última formación, se ha consolidado como una de las bandas más importantes de la ciudad. Frank, con la autoridad que le da la experiencia en las calles azules de la ciudad, nos dejó conocer su opinión sobre el blues bogotano en Palabras Pentatónicas.

EL AJENO QUE TANTO SENTIMOS

Como una exótica y seductora concubina, a quién se le conoce una vez y a partir de ese momento jamás se logrará evitar. La adicción nos condena de por vida a muchos de los que somos sus amantes, de tantos que tiene en todo el planeta, que deambulan consumidos por la sensibilidad. Es la marca profunda de un género proveniente de entrañas sudorosas, un abuelo eterno y fuerte, que a pesar de sus años y de tantas jornadas de sol a sol, logra perforar almas en regiones lejanas de otros mundos. 

¿Como el blues puede situarse entre la carrera 4ta y la avenida 19, y quedarse allí como si estuviese esperando un colectivo con puesto y ojalá en la ventana? Bogotá de tantos cromas musicales en tantas décadas, emancipada por agrupaciones y géneros de turno, con cultos ajenos y atuendos de colecciones primavera – verano. Pero eso sí, un parche unido por el gran rock n’ roll. Está es una Bogotá en donde mientras se pelea en medio de un frente nacional musical de géneros, el blues lo único que hace es recorrer la ciudad y chupar trancón, ya sea desde Bosa hasta Suba (para sonar un par de horas y con la excusa de beber debatiendo), ó tal vez de la 93 hasta la 170 y más allá,.. hasta el infinito? 

El blues disfruta cualquier lugar, Sevilla, Quito, La Paternal, Moscú, Sídney, Birmingham, etcétera, etcétera;  y si señoras y señores, Bogotá, Colombia. Una rola que comenzaría tal vez hace mucho, tal vez antes de que existiera el moscato en los parques, sonando por allí en algunas escalas del buen rock n roll bogotano chapineresco. En toda la mitad del pogo, donde muchos cabeceamos al unísono, el blues llegó y se sentó un rato, se echó un cigarro y luego se metió al pogo. Un día llegó sin decir nada y luego lo dijo todo en muchas de nuestras vidas. Como tantos géneros, llegó a posarse sobre algún pedazo pequeño de la torta estadística de los géneros y sus tribus. 

A muchos nos fue atravesada el alma mientras sintonizábamos a Jenny Cifuentes al medio día, pero a otros, les gustó la tendencia y les llegó el antojo, y lo marcan con bandera nuestra, como si estuviera en nuestros glóbulos de cumbias y gaitas. Acaso buscamos una especie de identidad en lo ajeno?, en otros documentos con foto de fondo azul?, mi punto de vista es diferente, la oleada bluesera de hace unos años en Bogotá, en donde muchos surfearon, ya llegó a la orilla, muchos sólo seguimos navegando mientras las olas van y vienen. El blues es para disfrutarlo, no para llevarlo a la pasarela, eso es lo de menos. El blues, ajeno a todos, pero tan sentido por muchos, siempre rondará las calles Bogotanas, los escenarios, y como un delta, habrán épocas de sequía y otras de abundancia. 

Disfrutémoslo, porque ese sí es para toda la vida. Sientan el agradable bullicio, pues el momento de oír el Blues del Abuelo llegará en cualquier momento y será un inmenso placer estar en una Bogotá bluesera como muchas otras ciudades en el mundo, pero con la diferencia de sentir tanto, un género que no nos pertenece, y como dicen en Bogotá, “eso es ser un berraco!!”, sobre todo por dejar que pasen eternidades y sin importar nada, seguir sonando como si estuviésemos recogiendo algodón, dejando caer las gotas de la frente sobre la cuerdas de la guitarra para dibujar muecas con ademanes de sensibilidades ajenas pero muy cercanas.

jueves, 21 de octubre de 2010

Palabras Pentatónicas. Pequeña visión de un transeúnte común y silvestre, sobre el blues en Bogota

Leonardo González de F-15 Ensamble, considerado uno de los mejores y más versátiles armonicistas del país, quien también ha participado en varias agrupaciones de Blues y Blues Rock bogotanas como Fonika, Blueswagen entre otras, nos dejo conocer su opinión sobre el Blues Bogotano; una opinión sincera que nos hace reflexionar sobre nuestra realidad como género. Con este escrito, abrimos el espacio de “Palabras Pentatónicas”, donde buscaremos que los músicos del género, expertos del tema y escuchas fervientes, entre muchos otros, nos regalemos sus opiniones acerca del género del blues y rock en Bogotá.

PEQUEÑA VISIÓN DE UN TRANSEÚNTE COMÚN Y SILVESTRE, SOBRE EL BLUES EN BOGOTÁ

Más de 100 años han pasado desde que los negros africanos, que llegaron a Norteamérica convertidos en esclavos, tuvieran que soportar todo ese dolor que cargaban a sus espaldas, incluyendo poderosas melodías salidas de lo profundo de cada ser que las entonaba con desgarradoras voces, apaciguando así, todas sus tristezas y desventuras en un fascinante estilo musical que hoy conocemos como Blues. Música que al correr de los años se esparció por el mundo en pequeños pueblos y grandes urbes, que si bien hoy día, no tiene un carácter masivo, se niega a desaparecer.

Los blancos, o más bien, la maquinaria comercial, intentó amainar sus comienzos como expresión cultural, y, a pesar de haber tenido algo de éxito en su afán de acabar con la que en algún momento fue mal llamada “música del diablo”; en los años 60, como por obra y gracia del Espíritu Santo, se revitalizó como expresión musical con los “Revival”, la llamada Nueva Ola, si se puede denominar así, a músicos europeos que  retomarían el blues de antaño revitalizándolo y devolviéndole la vida a los incomparables Bluesman. Si no fuera por esta corriente, muy seguramente, los Bluesman, ya estarían completamente olvidados y la historia sería totalmente diferente. Es claro que ni existiría el rock como tal, por que como ya es bien sabido, todo el movimiento Blues de antaño, desembocó en el Rock and Roll, o si no que lo diga Hendrix o Vaughan si estuviesen vivos, o Chuck Berry, o The Rolling Stones, o The Cream, o Led Zeppelin, o The Doors, en fin, tantos artistas que han sido influenciado por este género, que poco a poco fue ganando más terreno en los oídos de músicos y escuchas. Sin embargo, por alguna razón, el blues se resiste a desaparecer y la prueba está en los festivales que todavía se siguen realizando sobre todo en Estados Unidos y Europa, y en la producción de discos, que aunque bien es algo reducida, aun contribuye a que el Blues se siga manteniendo en pie.

Para muchos el Blues está muerto; es música de ancianos, música fácil o en el peor de los casos música mediocre. Para otros, simplemente es una forma de vida o por lo menos es algo que no tiene fecha de vencimiento y que hace que en mayor o menor grado la vida tenga sentido.

Ahora, hay que hablar de eso que llaman “Espíritu del Blues”, una idea que ha hecho que el género se mantenga vivo a pesar de los años, ya sea mutando en otras formas o en su estado “Natural”. Es ahí donde hacemos un alto en el camino y nos preguntamos, ¿Qué pasa con el blues en Colombia?, ¿Existe?, ¿No existe? Preguntas que yo podría responder como fanático, evadiendo cualquier responsabilidad de tipo profesional a la hora de proferir mi humilde opinión, diciendo que en general, Colombia es un país muy diverso y si hablamos de música mucho más.

Para analizar este aspecto hay que partir de dos puntos. La primera es que  la circulación de la música en nuestro país esta definida por parámetros comerciales y así se ha mantenido durante décadas, haciendo que sea cual sea el género musical que se quiera o esté sonando fuera de aquellos parámetros, quede muy difícil su difusión a grandes masas.

La segunda es que si hablamos sólo de Blues y Rock (sin dejar de lado los demás géneros), indiscutiblemente Colombia es más un país de Rock, y la razón es, sencillamente, porque tiene una visión comercial más implícita y fue creciendo, de tanto en tanto, llegando a haber festivales tan grandes, como el festival de Anncon en el territorio antioqueño en los años 70, y otros tantos a nivel nacional hasta llegar a los amados Rock al Parque en Bogota y Altavoz en Medellín.

Por algunas razones más de tipo social, el rock fue decayendo y ya en los años 80, fue mutando hasta llegar a los límites del Pop, que era uno de los géneros que mandaba la parada en las emisoras comerciales. Aunque, a la par no dejaron de existir algunos grupos en el Underground Colombiano que después de una lucha en los terrenos no comerciales, en los años 90, volvieron tomar fuerza creciendo cada vez más hasta consolidar el Rock como género en Colombia.

Sólo hasta esa década el Blues tubo visibilidad en Bogotá con grupos como Vértigo, Candelaria Blues, Isidore Ducasse, Casa Roja, Blue Derek, Santa Fuma, entre otros. Movimiento que a comienzos de este milenio empezó a decaer y  que ahora,  siendo el año 2010, intenta levantarse con dificultad. En otras regiones existe un pequeño movimiento, pero en Bogotá es un poco más fuerte, a pesar de haber muy pocos músicos y ya que es mi contexto, me he enfocado en esta ciudad.

Si bien hay personas que de alguna u otra manera abogamos por el blues, todavía no logra alcanzar un reconocimiento importante. Pero ¿Qué es lo que pasa?, se preguntarán muchos. Bueno, si se tiene en cuenta que acá pesa mas el Rock por las razones anteriormente mencionadas, eso, en parte, ha hecho que el Blues, como género se mantenga arrinconado un poco, entre otras cosas por que cada vez que se piensa en hacer Blues, hablamos es de grupos de Rock haciendo uno que otro tema de la llamada “Música para el Alma”; o que musicalmente nacieron en el contexto rockcanrolero y decidieron en algún momento convertirse al Blues; o bien, finalmente se inclinaron por el Blues Rock y algunos sentirían que “Eso no da plata” y desistirían..

A esto le sumamos que cada vez que hay un Festival de Blues (que por lo pronto es solo  uno anualmente en Bogotá), los músicos que no están totalmente inmersos en él, deciden hacer grupos desarmables exclusivamente para los festivales y si acaso algunos deciden seguir porque de alguna manera les logró funcionar; pero que la verdad sea dicha: si hablamos de estos dos géneros, Bogotá es una ciudad de Rock, prácticamente lo tenemos en las venas. Lo paradójico es que si el Blues es el papá, es fácil apreciar que a través de los años, se ha venido convirtiendo en el hijo perdido, sobre todo aquí en Colombia.

Para terminar hay que decir, que la única manera que existe de cambiar el panorama “Blusero” en nuestra ciudad, (y por ende en nuestro país), es por un lado que los que estén haciendo cualquier labor de difusión sea la que sea, no dejen de seguir haciéndola y por otro lado la unión entre los mismos difusores. Además, que los músicos que se dediquen a hacer Blues sean consecuentes con lo que esta ocurriendo actualmente a nivel musical en el mundo, saliéndose de los parámetros tradicionales, proponiendo cosas diferentes a las que ya existen, sin perder la esencia y cercanía con el género para que siga teniendo vigencia. También cabe recalcar, que merece la pena, a parte de respaldar el género, apoyar los esfuerzos de las publicaciones independientes dedicadas a su difusión.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Postales del Blues - Cuarta Edición



Cuarto Podcast dedicado a la difusión del blues y blues rock bogotano. En esta ocasión tenemos una recopilación de bandas extintas: Candelaria Blues, Fónika, La Bifurcada y Vértigo.

"Para escuchar haga "Click" en el botón Play".

jueves, 9 de septiembre de 2010

La Nueva Generacion del Blues en Bogota


Por: Yayo Arevalo

Ha sido, lejos, la noche más emotiva del Festival de Blues y Jazz de la Libelula Dorada.  Era el Jam Junior de este año. El ambiente era diferente. Entre risas y chistes, los bluseros se saludaban. Y como es costumbre al interior del teatro se escuchaban los últimos ensayos. La entrada al recinto parecía un club social, uno de aquellos cocteles capitalinos pero con canelazos, chitos y cigarrillos en cambio de pasabocas, champagne y whiskey.

Se abrieron las puertas, el show comenzó con un video hecho por Anabel Alvarez de La Villa, canción escrita por Carlos Reyes para TBCB en su época blusera. Fue una pieza visual interesante y muy bien trabajada. Continuo con el espectáculo el tributo a Blueswagen. Leonardo Pinzón acompaño a los muchachos con su voz y el popular Leo de F-15 con su armónica. Dos temas soberbios, Flores Nocturnas y El Pulmón. Los chicos de la Buena Music Society (encargados del evento) parecían parte de la banda. Dos temas impecables que cualquier transeúnte podría confundir con los verdaderos Blueswagen.

El turno fue para el tributo a Carlos Reyes, que igualmente acompaño a la banda base con su guitarra y su voz. El primer tema fue el popular I Got My Mojo Working original de Muddy Waters, pero en versión “blackanbonera”. Después continuo el sencillo de su nuevo disco “Abajo de la 15”, donde Catalina Pinzón, con un sombrero y una camiseta de Jack Daniels bastante sexy, acompaño a Carlos en la voz.
 
Terminado este segmento, correspondió a Juan Amaya de Seis Peatones apropiarse del escenario. Valeria Romero se apodero del bajo con también lo hizo José Leguizamón en la guitarra. Dos temas, No es mentira y Con las Manos, donde José acompaño a Juan en la voz. El siguiente turno  fue para Bullet, en cabeza de su vocalista Rodrigo Holguín. Interpretaron temas como 1867, Break you donde Rodrigo demostró su grandes capacidades vocales.

Después de un pequeño break, Leo, José y Anabel hicieron una presentación solo con sus armónicas, emulando los famosos expresos del viento. Continúo el tributo a Sr Baron con canciones como Police Line y La risa no existe, donde Ricardo Zamora (vocalista de Sr Baron) acompaño gustoso a la banda base.

El concierto terminó con un jam de todos los muchachos de la Buena Musica Society acompañados por Ricardo Zamora, Leo de F-15 y Leo Pinzón de Blueswagen.

Una noche con demasiados sentimientos en el aire, donde la alegría llena nuestras canciones al ver que una nueva generación de bluseros viene caminando a pasos agigantados.

viernes, 25 de junio de 2010

Postales del Blues - Tercera Edicion

Tercer Podcast dedicado a la difusión del blues y blues rock bogotano. En esta ocasión tenemos a R.UA., Alligator, La Naranja Blues y La Cuerda Floja, explorando el blues colombiano.

 

miércoles, 16 de junio de 2010

El Hombre Azul se consolida

Por: Felipe Malatesta

El blues, más que un género musical es un estado de conciencia, condición permisiva a las licencias poéticas. El Hombre Azul, grupo liderado por Yayo Arévalo, uno de los  patriarcas de la escena local, inicio su intervención en el Festival de Blues y Jazz de La Libélula con un poema, carta de presentación poco usual pero que resultó acertada para avivar las expectativas de los asistentes.

Después del abrebocas literario, el grupo inició su itinerario musical, siempre marcado por tonalidades soberbias, que aunque exploran derroteros ajenos al blues no dejan de seducir a los más ortodoxos del género. Sin embargo su música sigue una lógica singular que esquiva las denominaciones, tocan desde blues hasta rock progresivo, y aunque esto demuestra la abundancia de opciones, puede llegar a ser contraproducente.

Cabe anotar que si bien hay un variopinto musical, en ciertos temas ya es notorio el sello intransferible de la banda. Canciones como “I wanna kill te cat” o “Esencia de mujer”  hacen pensar en una identidad cada vez más constituida.  Hay que estar atento a  las próximas presentaciones que traerán nuevas composiciones y así saber en que mar desembocan.

Hay que resaltar la puesta en escena de la agrupación.  Desde la primera canción, Yayo se apoderó del escenario. Su perfil inquieto, de movimientos arácnidos y gritos cavernosos, como de niño atrapado en cuerpo de hombre, propició la cercanía entre la banda y la audiencia, que durante todo el concierto se mostró animosa.

Un detalle simpático de la puesta en escena de Yayo: En un momento de la presentación se quitó el sombrero, y lució una pañoleta negra que llevaba en la cabeza. La barba, el pelo hasta los hombros y el gesto agitado, hizo que en las postrimerías del público se oyera una voz de reacción a su arrojo: ¡Huy, Yayo Sparrow!.

El resto de la banda se mostró algo ponderada. El bajista, impresionante por no decir mucho a la hora de interpretar, fue el más animado y en un par de ocasiones se robó el show. Recuerdo con especial agrado el momento en que bailó al estilo de Chuck Berry a lo largo del escenario. El guitarrista en cambio se mostró más tímido, hizo solos muy limpios y de seguro citados en el libro de los virtuosos, pero  cortos en exceso. Es difícil entender porque algunas personas que tienen un talento delirante se amedrentan a la hora de mostrarlo.

Otro que brilló con luz propia fue el saxofonista. Músico que lleva poco tiempo con la banda pero que exterioriza trayectoria y profesionalismo. Noté también que asume el liderazgo de la banda en los momentos en que Yayo se ocupa de cantar, es algo así como el orquestador, el hombre que vela porque cada cosa suene a su lugar.

Para acabar el cuadro tenemos a Isaac Pinzón, el baterista, que dio cátedra sobre como se debe tocar el instrumento. Su maestría para manejar los tiempos muertos y su destreza para los arreglos le dan una plaza segura en los “me quito el sombrero”. También bromeó con el público. En un momento se hizo el  desentendido y dejó de tocar porque no lo aplaudían.

En síntesis. El Hombre Azul es un grupo que ya tiene un sonido inaugural, pero que no se decide por esa apuesta definitiva. Sin ánimo de predicción, la banda suena cada vez mejor y por eso ya presentimos lo que vendrá. Eso sí, esperemos que no pase como el volcán que mucho se anuncia pero que nunca hace erupción.


viernes, 11 de junio de 2010

Postales del Blues - Segunda Edicion

Segundo Podcast dedicado a la difusión del blues y blues rock bogotano. En esta ocasión tenemos a Tres Peatones, Blueswagen, El Hombre Limon y Bluesila, todo un itinerario de las bandas bogotanas que han dado que hablar en los últimos años.

 

martes, 1 de junio de 2010

Postales del Blues - Primera Edicion

Distrito Blues Rock, presenta el primer episodio de su serie de Podcast llamada "Postales del Blues". Programa dedicado a la difusion del blues y blues rock colombiano. Disfrutenlo.

jueves, 27 de mayo de 2010

Santafuma. La Voz de la Experiencia

Es una de las pocas bandas de la vieja ola de bluseros que quedan. Cuando era más joven, me emocionaba asistir a la Media Torta a disfrutar de los Tortazos de Blues, con Santafuma, Blue Derek, Casa Roja, Isidore Ducasse, Vértigo, Candelaria, etc. Hoy, 10 años después, son la banda con más experiencia en el ámbito blusero, después de un largo camino, han logrado consolidarse como una de las pocas bandas de tributo en el medio blusero. Son los inconfundibles, Santafuma.

Esta vez el encuentro fue en el Teatro Libélula Dorada, en el tradicional Festival de Blues y Jazz. Santafuma tiene la facilidad de hacer especial cualquier concierto, siempre tienen un acto histriónico, un video especial, o algún montaje especial que hace que sus seguidores no se puedan perder un concierto de ellos. Esta vez, era un recorrido por la historia del rock latinoamericano, el famoso “Rock en Español”.

El concierto comenzó con una confusa versión de La Plaga, canción que no necesita presentación. Un clásico “plancha rockero” de Sandro, Guitarras al Viento, continuo en el repertorio como una especie de reivindicación al aporte hecho por el género, mal llamado plancha al rock en español. El repertorio incluyo temas como La Balsa (clásico tema del rock argento), Ana no Duerme de Spinneta, La Puerta del Amor de Nino Bravo, Samba pa’ti de Santana, Cuando seas Grande de Miguel Mateos,  Persiana Americana de Soda Stereo, la original versión de Apuesta por el Rock and Roll, y Sin Documentos de Los Rodríguez, donde Jade, vocalista de Santafuma, demostró una vez más su gran capacidad vocal para interpretar cualquier género interpretando versos en forma flamenca.

No todo fue rock en español extranjero, hubo una inclusión especial de canción de bandas colombianas. Interpretaron Te Olvidare de Los Speakers, Decimo Grado de Ana y Jaime y Candela de Aterciopelados, dándole un lugar a la historia del Rock Colombiano, que desgraciadamente no conocemos a pesar que tenemos una rica historia.

Cerraron con su ultimo sencillo Lala, pero el púbico emocionado no permitió que se fueran, e hicieron que tocaran dos temas más, propios de la banda, Chico Disonante y De Borrachos y otros Delincuentes.

Las camisetas con diferentes representaciones de artistas y discos, presagiaba el repertorio.  El cambio de formato en la banda dejo un ambiente ambiguo entre el público, que se equilibro con la fuerza en escenario de los músicos, sus chascarrillos entre canciones, los comentarios fuera de micrófono  y el gran show de la mejor voz del circuito rock bogotano para nuestro concepto.

El anuncio de “tal vez” la última presentación de la banda en el Festival no agrado mucho al público, indudablemente,  la alineación cambio, no cuentan ahora con teclados y con uno de sus principales guitarristas, lo que crea un sentimiento de ausencia entre sus seguidores. Todas las bandas deben reinventarse con el correr del tiempo, esa es una verdad innegable en el mundo de la música, Santafuma apuesta al cambio y tenemos la seguridad de que su nueva propuesta será igual de buena o mejor que la actual. Pero la pregunta que quedo en el ambiente es: ¿seguirán haciendo parte del blues bogotano?




sábado, 22 de mayo de 2010

Cuando comenzamos a blusear. Los Nietos de la Abuela


Todos entraron en un escenario sin luces, el silencio del público era perturbador. El vocalista colocó en el suelo un pequeño baúl que contenía un acordeón. Blues con acordeón, ¿sería este el comienzo del vallenato blues?

Un blues comenzó a sonar; suave, puro. La voz era indudablemente influenciada por Robi Draco Rosa. Era curioso imaginarse a Draco haciendo blues. Un duelo de guitarras en medio de la canción surgió, un duelo sencillo pero entre guitarrista y el vocal se divirtieron a más no poder.

Eran músicos sencillos y nobles. Tenían una inocencia en el escenario que contrastaba con la fuerza que las demás bandas has mostrado en esta misma tarima. Pensé en un recital de una academia de música y me embargo un sentimiento de paternalismo.

Tocaron uno de los temas insignias del Blues, Thrill is gone, hasta ahora el tema mas tocado por la bandas. En medio del tema, entro una joven saxofonista desde el fondo del público al escenario. Un sombrero con una pluma adornaba su joven cabeza y acompaño a los Nietos en este tema. Era una saxofonista sutil, sin solos espectaculares. Era un saxofón tranquilo lo que encajo perfectamente con el resto de la banda.

Esta vez el sombrero era para el pianista que hizo alardes de su capacidad multinstrumentativa al tocar la trompeta en el nuevo tema de la banda, que estreno esa noche.

En el sexto tema el público se veía cansado. Uno de los peligros del blues, es que al no saber combinarlo puede volverse monótono para un oído no educado ni apasionado por este género. Sin embargo, Los Nietos, se encargaron de despertar a los apasionados con temas de mayor dinamismo y molestaron a uno que otro adulto mayor con un fuerte rockabilly.

La guitarra del vocalista tuvo problemas de afinación durante casi todo el concierto, pero hay que resaltar que esta frustrante situación para cualquier músico, no evito que diera todo de si en el escenario.

El concierto terminó con un “jazz swing” bastante bueno que hizo al público pedirla nuevamente. La monotonía del blues básico se olvido en esos momentos y la gente salió con una agradable sensación. Los Nietos de la Abuela son una buena banda con principios de un sonido propio y mucho potencial por delante si lo saben aprovechar.

martes, 11 de mayo de 2010

Hacia una identidad del Blues Bogotano: Carlos Reyes y La Killer Band

 Por: Malatesta

Para los entendidos del blues, Carlos Reyes es un ícono familiar. Ostenta la imagen del héroe psicotrópico de sombrero y botas raídas que encarna los valores típicos del género. Sin embargo no es un purista; aunque sus canciones evoquen una calidez de antaño y tengan ese gustillo ferroso del Mississippi, en el XIII Festival de Blues y Jazz de la Libélula dejó muy claro que su intención con la música es explorar y no reiterar. Reyes tiene la impronta del músico comprometido: crear lo impensable, matar al padre.

Su proyecto sonoro nos deja una lección: La música puede surgir de lo irrisorio. Un tema que se perfilaba como un blues, de pronto suelta sus riendas y se transforma en un joropo. Pero el joropo también se revela, se torna más oscuro y tras una sucesión  incisiva de compases, sin que nos demos cuenta, nos envuelve con su sonoridad estridente. Mi compañero del lado (músico consumado) me susurra: Ahora están haciendo metal.

Muchos pueden ver este atrevimiento musical como una afrenta al buen gusto.  No faltó de seguro el blusero ortodoxo que salió del teatro inundado de sinsabores. Otros en cambio, y me incluyo, ven en esta desavenencia un camino de consumación, un trasiego hacia una identidad de género en Bogotá. ¿Si hay blues en Argentina por ejemplo, por qué no puede haber un blues del trópico que siga su propia lógica y evada las imitaciones?

El mismo Carlos Reyes, decía entre líneas, que el blues más que música es un estado anímico. La Killer Band sigue esta premisa al pie de la letra. La puesta en escena prima sobre lo musical, la imagen enardece los ánimos. El baterista, que es una especie de fusible donde se condensa la efusividad de la banda, es el encargado de guiar esos arrojos musicales. Maneja los matices con tal naturalidad, que el espectador recibe aliviado las convulsiones casi religiosas de los músicos, que incluyen como plato fuerte las volcadas cercanas a la epilepsia de Carlos en el piso del escenario.

Sin embargo no hay que olvidar que la destreza histriónica sólo es un ingrediente del consomé. En otros factores, la Killer Band no se muestra tan persuasiva. A veces se nota la inconsistencia entre las letras en español y la armonía musical. Viendo la reseña de la banda después del concierto me encuentro con que Carlos Reyes es un músico forjado en Nashville, Estados Unidos. Sus composiciones en inglés impecables, pero falta mucho terreno para lograr el tono decisivo en nuestro idioma. El tema abajo de la 15 puede ser un buen norte para las otras composiciones, ya que es por mucho la canción más contundente de la banda, su carta de presentación.

Por otro lado hay acierto como el hecho de interpretar los temas en inglés. La voz cavernosa de Reyes, que yo asocié a la  Tom Waits, no tanto por su tonalidad sino por esa rabiosa regularidad que no se sale de los cabales, está perfilada para hacer un blues subterráneo y urbano. La Killer Band que prescinde de pomposidades vocales y genialidades instrumentales es una agrupación de ambiente, de esas que acompañan un juego de póker o un plan de robo en un sótano repleto de dementes y ganapanes. En pocas palabras, es el blues como tiene que ser, una amalgama de sonidos en busca de una esencia, algo sencillo pero a la vez trascendental, un gesto ambivalente  como el del perro que lame la mano de su amo.

Sr Baron. El regreso del caballero


A las 8:30 comenzó el espectáculo. Estaba la sala a reventar. Claro, era el regreso a la libélula del Sr Baron, una de las bandas más representativas del blues rock bogotano.

El concierto comenzó con un intro algo largo que después se desenvolvió en Police Line, una de las canciones insignias de la banda. Ricardo Zamora, vocalista, cambió su sombrero vaquero por uno de media copa, gesto que se entendió como un nuevo aire para la banda, que asi se demostró en el escenario. La versión atmosférica de Come Togheter , demostró los nuevos sonidos de la banda y la gran calidad de su nuevo guitarrista.

Fabian Diaz, guitarrista, fue el show en esta ocasión. Una impecable presentación hasta con llamada al celular en escenario. Ordenaba a su guitarra que hacer mientras hacia sus solos. Lo que dio la impresión de ser un solido y seguro guitarrista.

Para mí, fue una agradable sorpresa escuchar temas como Café Madrid de la Mississippi Blues Band de Argentina, con un buen ensamble de vientos entre un viejo y opaco sax y la armonica del vocalista.

La constante del concierto fueron los solos de los integrantes de la banda. Extensos por cierto. Que demostraron la capacidad tecnológica de sus pedaleras como su capacidad interpretativa. Dentro del repertorio se escucharon los temas mas conocidos de la banda. Rascal, La risa no existe, Police Line y una buena muestra de los 19 cañonazos del blues, que incluyeron Love me two times de The Doors, Walk this way de Aerosmith (en donde bajaron el tono claramente e hizo a la canción muy lenta frente a la versión original), Mercedes Benz, Cocaine, entre otras. Interpretaron un tema nuevo dentro del repertorio, del que nunca escuche su nombre.

El show de los hermanos Zamora y su renovada banda fue un concierto largo, pesado y sobrio. Sin ningún aspavientos diferente a la buena descarga de blues y rock a la que estamos acostumbrados con el Sr Baron.

viernes, 7 de mayo de 2010

Bluesila. El Bogotazo del Blues

Por: Daniel Pelaez

Era el primer concierto de blues del Festival. La expectativa era grande. Era mas que claro que en esta oportunidad, no solo iban a estar los seguidores acostumbrados de la banda (entre los que me incluyo), era prácticamente la inauguración del Festival de Blues y Jazz.

Alrededor de las 7:30 de la noche, comenzó a llegar el público. El cartel de la entrada mostraba una imagen de la banda con su breve reseña. Era impresión casera, parecía salida de una de esas impresoras antiguas blanco y negro que les suenan hasta los cables. Sonreí. En ese cartelito hecho artesanalmente estaba la esencia del blues.

El Teatro de la Libelula Dorada tiene ese encanto de teatrino pequeño. Del espacio dedicado al arte que ha sido levantado a punta de tesón, empuje y ganas. Tiene una magia que te hace sentir en casa.

Mientras la gente esperaba, detrás de la puerta se escuchaba la prueba de sonido. Se escuchaban Cocaine y los gritos de los músicos. Intimidad. Los que estábamos esperando comprendimos que los músicos estaban tan preocupados por dar un gran espectáculo que estaban ultimando los detalles del show. O bien, simplemente se les hizo tarde.

La puerta corrediza se abrió, y el teatro en un par de minutos se lleno. En el escenario estaba la batería negra iluminada estratégicamente, el bajo azul con el famoso sombrero de vaquero de uno de los iconos del blues bogotano (que parecían una pintura) y por supuesto, la infaltable guitarra negra.

Las luces se apagaron, una pequeña bienvenida al Festival y una gran B apareció en el fondo del escenario. Comenzaron a sonar gritos que me dieron escalofríos. Era Gaitán.

La famosa imagen del billete de mil salía mas de una vez, las imágenes del tragídico 9 de abril y al música atmosférica puso los pelos de punta a mas de un asistente.

“Mami, tengo miedo”- dijo una dulce niñita que estaña sentada a mi lado mientras se acercaba a su madre.

Era como una especie de ambiente lúgubre. Los gritos de Gaitán sonaban, las proyecciones del Bogotazo era fuertes para cualquier alma sensible, entonces apareció uno de los músicos, cogió el bajo azul y matizo los sonidos. Entro el baterista y después el guitarrista también ambientando los gritos con notas lastimeras de blues. Tuve una epifanía, Gaitán en el fondo me hizo rememorar nuestra sangrienta historia. Ese era nuestro blues.

El hombre del bajo cogió el sombrero y se lo coloco. Todo callo. Se escucharan seis golpes en las baquetas y comenzó el concierto. Entro el último de los músicos, el vocalista. Podría perfectamente encontrármelo en la calle, en el bus , en una oficina y jamás hubiera creído que ese hombre fuera un cantante de blues. Una buena amiga me dijo hace algún tiempo: “Todos tenemos algo de Emo”. No, todos tenemos algo de blusero.

Fueron 9 temas. Una descarga completa de blues. Ese teatro en ese momento, fue un mundo aparte. Olvide tomar mis notas como todo buen periodista debe hacer y simplemente me deje llevar.

En el intermedio hable con varios asistentes. Unos buenos amigos “intelectuales” discutían sobre algo que para mi fue invisible, hacían blues en español. La discusión sobre si el blues debe hacerse en ingles o no, termino cuando nuevamente comenzó a sonar la guitarra. Me propuse ser mas objetivo y analizar más a la banda.

Bluesila, un vocalista sobrio y hasta tímido, con muchos aires de salsa en la voz. Un baterista extremadamente versátil que nos puso a gozar con un solo a ritmo de boggie. Un bajista enigmático que me demostró que también puede ser una parte importante del show cuando es enfrento al guitarrista en un duelo de solos que hizo vibrar el púbico. Y por ultimo, pero no menos importante, el guitarrista que parecía tener un PHD en blues. Un estilo sutil y sobrio demasiado blusero para ser colombiano.

Tuve una agradable sorpresa en este concierto. Analizando las liricas, me encontré con canciones que hablan de la cotidianidad de cualquier persona, a veces excéntrica al hablar de un amor erótico por una mama, o a veces un poco mas responsable hablando de la situación de los indígenas en la ciudad.

Uno de mis maestros en la universidad me enseño, que las reseñas deben ser totalmente objetivas. Espero haberlo contrariado.

lunes, 3 de mayo de 2010

La Encrucijada del Hombre Limón

Por: Malatesta

La presentación del Hombre Limón en la XIII versión del Festival de Blues y Jazz de la Libélula me hizo pensar por un instante en esos cuadros fantásticos del Palacio de Versalles en París, accesibles para una élite selecta pero desconocidos para el resto del mundo. Es una pena que una banda con tanta abundancia y desfogue tuviera tan pocos invitados a su cena musical. Más que asistir a un concierto de blues, tuve la impresión de presenciar una juerga entre amigos,  enmarcada en un ambiente de camaradería excesiva entre los protagonistas de la noche: los músicos, su escaso público y las sillas vacías.  

Lo contradictorio del asunto, es que el Hombre Limón no es un grupo que aparece tras un soplo espontaneo como los primeros hombres del Génesis. Como tantas agrupaciones bogotanas, son fruto de la evolución, han tenido que inventarse con el tiempo para consagrarse en escena y ser reconocidos. Por eso en el 2008 alcanzaron uno de sus grandes logros, tocar en el Festival de Rock al Parque, la meca de los músicos colombianos.

Entonces ¿dónde está la falla? Porque una banda con una trayectoria nada desdeñable en los anales del rock no tiene la capacidad de convocatoria suficiente para llenar escenarios más reducidos que Rock al Parque. Es una pregunta que se torna difícil, y más aún cuando se asiste a una presentación en vivo de la agrupación. Hay que descartar la opción de que la banda no tiene seguidores por alguna desavenencia en su sonido o su puesta en escena, por el contrario, escucharlos es un deleite, un festín del alma.  

Al margen de la poca asistencia, el Hombre Limón se mostró seguro en escena.  Tienen una cadencia estridente que aunque no escape del corte convencional, está llena de iniciativas musicales interesantes. Resulta llamativo que no hay liderazgos ni desfases, conducta obligada en el músico virtuoso. Esto demuestra que asumen la música con profesionalismo, cada uno aporta lo que sabe y entra  en el momento en que tiene que hacerlo.

El vocalista, algo dicharachero, mantuvo los ánimos del público e incluso en un momento de la presentación,  tuvo los pantalones para bromear sobre la poca asistencia: “De verdad, gracias por venir, realmente no esperábamos a nadie. No sé porque en Bogotá no hemos pegado como en Titiribí o Ambalema”.

Por otro lado, el bajista, que portaba con honor de bebedor empedernido una camiseta de Jack Daniels, fue el más efusivo de la banda. Las gotas le escurrían tras correr y bailar por todo el escenario buscando alianzas musicales con los otros músicos.  Después de cada canción quedaba agotado, respiraba con avidez, se quitaba el sombrero, (sí, otro bajista de blues con sombrero) y apenas escuchaba el compas inicial de la próxima canción entraba de un nuevo en un trance del que nadie lo sacaba.

El guitarrista, sobrio y mesurado en las primeras canciones, se puso su sombrero de la suerte en la cuarta canción y las cosas cambiaron.  Empezó a desgajarse, a sentir la convulsión del instrumento y fue tanta su pasión, que en un country que interpretó la banda bailó como el experto polkista que lleva escondido en sus adentros.

El baterista, algo socarrón, también bromeó con el público, aprovechaba los inicios de cada canción para lanzar el chascarrillo respectivo. En la parte musical sobresalió en los coros, donde se nota un trabajo vocal conjunto con la voz principal. Sobra decir que los arreglos en la batería  hacer logran un refinamiento musical que agradable al espectador.

En síntesis, El Hombre Limón es una banda concisa, se nota el tiempo que han pasado juntos y sobre todo la pasión con que se entregan a la  tarea vertiginosa de hacer blues.  Sus virtudes opacan sus defectos,  eso es definitivo y es uno de los factores que inclina la balanza hacia el reconocimiento. Esperemos, sepan aprovecharlo.

martes, 13 de abril de 2010

Captopus. Una realidad o una identidad

 

Por Elkin Andres Salazar.

Husmeando puertas y hurgando mentes, una idea, un sueño, una lucha, todo predispuesto para que el telón de la irreverencia, se tomen nuestras noches y haga de ellas el goce de cada fin de semana y el pensar de entre semana, así nos encontramos con Cactopus.

Esto no es Blues, esto no es Rock, es mucho más que eso, es el clamor de una cuidad por tener una identidad musical, es gritarle al mundo que se hace lo que nos gusta y se sabe de dónde venimos. Esto es Cactopus la banda Bogotana mas contestataria y con mas identidad que tenemos en el momento, liderada por Hugo Andrés González, un muy buen intérprete de la guitarra, es de aquellos que se transforma en el escenario, que da todo de sí, con carisma y entrega por la música.

Un toque de Cactopus, es uno de los mejores shows en las noches bogotanas, porque aparte de una muy buena puesta en escena, con su máscara verde de luchador, uno que otro chiste flojo que igual nos hace reír, excelentes interpretaciones de sus instrumentos,  nos permite gozar con la música que crecimos, con nuestras raíces, con ese rock el cual siempre gozamos y disfrutamos. Muestra de esto es su sencillo Cariñito, que nos hace recordar, nuestras fiestas de niños bailando con las tías, hermanas o primas y así mismo que somos Colombianos con orgullo y no Argentinos, ni Ingleses o nórdicos, como algunos pretenden serlo, por eso mismo gózatela metalero, y no te pierdas el próximo toque de Cactopus, para bailar con cariñito, rockear con Prime Time y prestar algo de atención a su crítica política.

Una banda la cual no pararía de elogiar, por su labor social, una banda para con sus seguidores, para que así mismo entiendan que hay algo más allá de lo que podríamos ver, hay algo más que aquello que podemos tocar, es algo tan simple, como disfrutar de cosas pequeñas las cuales son las que más disfrutamos, y eso lo cumplen completamente, ellos nos hacen disfrutar con algo sencillo, entendible y critico.

En una charla con Hugo González, decía: “si uno no es natural y ama lo que hace, con la única influencia que es ser, nosotros mismos; nunca llegaremos a ser una identidad, nunca llegaremos a hacer música Bogotana sino simples chisgas.” Esta es toda la esencia de esta banda, son ellos mismos y hacen lo que aman, por eso cuando estén frente a Cactopus ámenlos porque ellos los aman.

La Herencia de la Abuela Blusera


Lo que recuerdo de mi abuela es que me hablaba del Papa, el Santo Padre; tanto así que me hizo prometerle ser Cura después de ser Futbolista. Ella iba con su velo negro en la cabeza todos los domingos a misa y me hizo rezar el rosario más de una vez.

Esa fue mi abuela. Pero la abuela de estos cuatro músicos debió ser muy diferente. He de imaginármela, debió ser morena. Y como todas las mujeres morenas, imponente. Debió hablarles de B.B. King, de Mayal, de Clapton, de Buddy Guy, de The Doors, etc. Debió enseñarles como se hace el Pollo Broaster en casa, porque no hay nada más blusero que el auténtico pollo sureño. Ella no les debió poner a escuchar Corazón Stereo mientras hacían sus tareas, debió colocarle todos los días al mediodía, blues, en Javeriana Sterero.

Tal vez por eso había que hacer honor a su herencia. Distrito Blues Rock estuvo charlando con Los Nietos de la Abuela, una de las viejas nuevas bandas de blues bogotano, que han traído una propuesta clásica al blues bogotano.

¿De dónde vienen Los Nietos de la Abuela?
Vienen de la necesidad de explorar y experimentar nuevos sonidos a partir del blues, aprovechando los diversos puntos de vista de cada integrante para poder llegar a tener una identidad propia.

 ¿Por qué blues?

Es el género con el cual cada uno de nosotros nos sentimos identificados. Además, gracias al blues, nos podemos expresar de una manera más autónoma teniendo también la libertad de abarcar otros géneros como el funk, el rock and roll, entre otros.

¿En que inspiran sus letras y sus melodías?
Tratamos de ser por medio de las letras, un reflejo de lo que es la sociedad, los medios y de lo que somos nosotros. Al igual recreamos sensaciones, sentimientos y situaciones de personas irreales y también reales.

¿Qué es ser, para ustedes, blusero en Bogotá?
Para nosotros significa resistencia, conciencia, expresión, transmisor de mensajes, y sobre todo, hacer calidad de música con cada uno de los elementos del blues, para  salir a los distintos escenarios de Bogotá  y poder mostrar con claridad y buen nivel y  repertorio.

Una de las cosas que más representa en vivo a Los Nietos de La Abuela, es la ausencia de un Bajo Eléctrico como tal, pero supliendo la necesidad de una base armónica con Juan Camilo en los teclados, además de un sonido propio ¿qué los llevo a realizar el montaje musical de esta forma?
Queremos dar a conocer una puesta en escena distinta, que además del sonido, cree en el espectador, un interés único,  que represente para ellos, otra manera  de ver un formato de una banda.

¿En su montaje tienen letras en inglés y en español, ¿para ustedes el blues debe cantarse en inglés o en español?

El grupo ha tenido varios momentos en su desarrollo musical. Sin duda alguna, el tema de la lengua en algunas canciones ha sido motivo de reflexión para el grupo. Al inicio si pensábamos que las letras debían componerse en ingles pensando este como la lengua materna del blues. Sin embargo a medida que el grupo cambiaba este criterio también lo hizo. De esta manera se comenzaron a pensar las letras en español para llegar de otra manera al público. De una manera más incluyente.

Quitándose un poco la modestia, ¿qué diferencia al blues de Los Nietos de la Abuela de las otras bandas de blues bogotanas?
Son varios los matices que componen la diferencia de Los Nietos de la Abuela a otros grupos de Blues. En el formato inicialmente está ausente el bajo, que es reemplazado por los teclados. Se incorporo el acordeón como instrumento melódico de algunas canciones y también es notorio que no hay un liderazgo absoluto de una sola voz sino que la dinámica está hecha a partir de varias voces. Es decir cada uno de los miembros del grupo toma la voz principal dependiendo del tema. Otro punto importante que rescatar es que Los Nietos de la Abuela también muestran otro tipo de influencias diferentes al Blues, como por ejemplo el Funk, el rockabilly, el gipsy jazz entre otros.

Para ustedes, ¿qué caracteriza al blues bogotano?

El Blues Bogotano ha tomado bastante fuerza en los últimos años. Los festivales, el gusto del público, los lugares que lo promocionan, han hecho del blues un genero bastante aceptado por el público capitalino. El Blues Bogotano es representado por bandas muy buenas que reflejan toda la fuerza y energía producida en la urbanidad capitalina.

¿Qué banda o agrupación de blues local recomiendan?
BluesWagen nos parece una muy buena banda de Blues. Están llenos de energía y tienen altas dosis de melancolía que llena los auditorios en los que tocan.

¿Ustedes creen que hay realmente un movimiento blues en Bogotá?
Creemos que se esta formando un movimiento de Blues en Bogota. El  festival de blues de la libélula dorada, por ejemplo, logra crear una cultura del blues capitalino que antes no existía. El movimiento sigue andando, más grupos salen a tocar en lugares públicos y el público se empieza a nutrir de nuevas propuestas musicales.


Por último, siéntase en libertad de expresar lo que deseen.
Esperamos que se sigan haciendo más festivales como el de la libélula, no solo anualmente sino semestralmente. Es una buena posibilidad para seguir creciendo con el movimiento, tanto dentro de la capital cómo por fuera de ella.

Sábado de Lluvia y Blues con Carlos Reyes y Germán Pinilla

Llovía, llovía y llovía. La sombrilla de $ 5.000, que conseguí en una esquina después de una intensa negociación con una viejita amable pero sagaz, nos ayudo a llegar desde la Estación de Marly hasta el Teatro de La Libelula Dorada. Cuando llegamos al teatro, la gente esperaba con ansias, se escuchaban conversaciones sobre el blues bogotano, de las bandas que había que ver este año, de quien eran los dos que estaban en el escenario ultimando detalles para el evento, de porque se llamaba Libelula Dorada, y la eterna duda de los principiantes: ¿Blues?... ¿eso no es como el Jazz?.

Se abrieron las puertas y todo comenzó.

Germán Pinilla, el mejor armonicista de Colombia, entró al escenario, como entran los amigos a la sala de la casa.

“Buenas Noches”, dijo él con un canelazo en la mano. “Bienvenidos”.  Sobre la silla, las cajas de armónicas. En el piso había una botella de agua algo amarillenta, unas hojas y el vaso de canelazo. Lo acompañaba en el piso, el forro de la Guitarra Negra de Carlos.   

La primera tanda del concierto fue un espectáculo de blues y country donde la armónica de Germán y la guitarra de Carlos, hacían el famoso “Call and Responde” que hace único al Blues. Germán hizo gala de su propiedad con la armónica. En la quinta canción de esta primera tanda intepretaron el sencillo “Abajo de la 15”, que será parte del nuevo disco de Carlos Reyes y La Killer Band. El público canto este tema, sobriamente, pero lo canto; dió indicios que podría convertirse en un tema clásico del blues bogotano. Siguió algo de Blues Clásico, algo de Tom Morelo, y terminó esta tanda con “Sin Mirar Atrás”, no sin antes invitar a pasar a degustar un delicioso canelazo donde Yolandita.

Me causo curiosidad, la decencia al comprar donde Yolandita. ¡Las personas hicieron fila sin que se les exigiera! Claro, no todo es bueno, dure casi 10 minutos haciendo fila para poder comprar un cigarrillo. No paraba de llover, ¿podía esto ser más blusero?

Alguien me reconoció, un par de fotos y me perdí la primera parte de la primera canción de la segunda tanda. Pero gocé con la interesante interpretación de uno de los blues en español más reconocidos “Desconfio” de Pappo, fue el momento en que cerré mis ojos, y realmente disfrute. Después de esa exalación de blues en español, vino una lección de Germán Pinilla de cómo tocar la armónica. Los armonicistas, bien deben saben la dificultad al tocar una nota de forma limpia y exacta y en eso, Germán, demostró que no tiene punto de referencia. Por lo menos no aún en Colombia.

Siguieron más interpretaciones en inglés. Y en el sexto tema, Carlos mostró una muy intrigante canción llamada “El Fantasma de Edwin” que también hará parte de su próximo disco “Ruido de Bogotá”; canción con muchos sonidos de metal y música llanera, una letra bastante urbana que agradara a más de un metalero del Centro de Bogotá.

Cuatro temas más incluyendo “La Villa”, y terminó este concierto de blues acústico, entre guitarra, armónica y voz “aguardientosa”.  Una lección de un gran manejo de guitarra country blues y armónica. A Carlos Reyes se le nota el Mississippi que lleva adentro. Germán demostró porque es catalogado el mejor armonicista de Colombia y algo de lo que no se habla mucho, su gran capacidad vocal. Impecable en las dobles voces y en los versos que alcanzó a interpretar.

Abrí nuevamente mi sombrilla de $ 5.000.  Mi novia, se aferró a mi brazo.  Y nos dirigimos por el solitario camino de la 51 hasta la estación de Marly, con la satisfacción de haber visto un show, tan inspirador como si hubiera sido en la sala de la casa entre canelazos, cigarrillos y tertulia.




lunes, 15 de febrero de 2010

Seis Peatones deambulando en el Distrito Blues Rock

…Llega la noche y los cables se conectan a los amplificadores. Se escucha el conteo en los micrófonos: “Un, dos, tres, probando… si, si…. probando”….

Son cuatro pero tocan como si fueran seis. Son una de las bandas más representativas del blues rock en Bogotá y porque no, en Colombia. Tienen una amalgama única de sonidos en sus canciones donde la protagonista, es indudablemente la guitarra.

… Suena el típico sonido de afinación de guitarra y la cerveza está al lado del pedal. -¡Que no falte la pola!- grita uno de los asistentes en el bar….

Dentro de sus filas están dos de los mejores guitarristas que se pueden ver en un escenario bogotano. En sus conciertos, la gente baila, canta y suele gritar, con lo que tienen de pulmones, su tema éxito, Con Las Manos. Ellos son Seis Peatones, y estuvieron conversando con Distrito Blues Rock.

Primero que todo, ¿Por qué blues? 
Una gran parte de la música popular occidental se basa en la música pentatónica y en la estructura formal del blues. Nosotros adoptamos el género cómo lo haría cualquier persona que le gusta el rock y sus raíces, al parecer es siempre un destino común para los guitarristas rockeros… y Seis Peatones antes que rock o blues es música con mucha guitarra. 

¿Por qué Seis Peatones? 
El nombre surgió precisamente para buscar una referencia genérica a la persona…se oía hablar en esa época sobre tribus urbanas, y la verdad quisimos estar como en un punto neutral, peatones somos todos al fin y al cabo. 

Indudablemente el éxito de Seis Peatones es Con Las Manos, cuéntenos como nació ésta canción.
Con Las Manos es una canción escrita por Juan para una novia. La canción describe exactamente lo que él sentía en ese momento, y al parecer mucha gente se había sentido así…y al parecer se seguirán sintiendo así! La canción habla específicamente sobre un amor que teme a salir a la superficie por temor a que pase algo malo. 

Una de las cosas que más representa a los Seis Peatones en vivo, es el virtuosismo de sus dos guitarristas Andrés Cardona y Juan Amaya, ¿para ser blusero se necesita ser un excelente guitarrista?
Para tocar blues hay que sentirlo, el virtuosismo es una condición de estudiar mucho y no poder desprenderse del instrumento. Lamentablemente una cosa no quiere decir la otra. “Blues is easy to play, but hard to feel” decía Jimi Hendrix… afortunadamente hemos sido reconocidos por hacer ambas cosas bien. Y aun cuando nuestra música tienda mucho más hacia el rock, ser considerados blueseros es un logro guitarrístico muy significativo para nosotros. 

De Juan Amaya se dice que es el John Mayer colombiano, tanto por su estilo con la guitarra como por su presencia en el escenario, ¿Qué opinan al respecto?
La gente busca puntos de referencias para guiarse cuando escuchan algo nuevo, ayuda para la “digestión auditiva”. Si bien para Juan y para muchos, John Mayer es una referencia importante, nunca se ha tratado de emular a nadie. Es un cumplido decir que eres parecido a uno de los mejores guitarristas, como en su momento lo fue para John Mayer ser llamado el nuevo Stevie Ray Vaughan… 

Quitándose un poco la modestia, ¿en qué radica el éxito de los Seis Peatones?
En que nadie suena cómo Seis Peatones. Es un sonido único. 

Bueno muchachos, ¿para cuándo estará listo el tan esperado disco de los Seis Peatones?
Finales de Marzo. 

¿Qué es ser, para ustedes, blusero en Bogotá?
Estar un miércoles en la noche en Bogotá y extrañar a Crab’s Bar. 

Para ustedes, ¿qué caracteriza al blues bogotano?
Persistencia y  trabajo. Los músicos que incluyen blues dentro de su repertorio terminan tocando en uno de los circuitos más estables de la escena bogotana. 

¿Qué banda o agrupación de blues local recomiendan?
La Guadalupe Blues, proyecto de Jairo Jimenez, uno de los mejores guitarristas colombianos… tocaba antes en Blue Jean Blues. Carlos Reyes y la Killer Band, están en un proyecto muy interesante que va más por los lados del country blues; y Alligator Blues Band, tenia una excelente cantante de la cual se me escapa el nombre en estos momentos. 

Como todos sabemos, Andrés Cardona (guitarrista de Seis Peatones) lidera la primera organización de Blues en Bogotá, la Bogota Blues Society, ¿en qué va la BBS? 
Estamos planeando sacar discos y producir material. Lo único que falta para consolidar el movimiento formalmente es hacer y producir discos. Si quieren un productor para su disco no olviden contactarnos:  bogotabluessociety@gmail.com 

¿Ustedes creen que hay realmente un movimiento blues en Bogotá?
Sí. Hay dos festivales, uno nacional, otro internacional y un circuito semanal: todas las semanas hay blues en Bogotá. Falta es ver más discos. 

Por último, siéntase en libertad de expresar lo que deseen. 
Gracias por la invitación…pronto nos veremos con disco en mano!. Los invitamos a ser parte de Seis Peatones.  

www.twitter.com/6peatones
www.facebook.com/seispeatones
www.myspace.com/seispeatones
www.youtube.com/user/6Peatones
seispeatones@gmail.com

miércoles, 20 de enero de 2010

Cuando los bluseros se toman la palabra

Aunque he escuchado esto en muchas ocasiones, es practicamente innegable el echo del creciente movimiento Blues en Bogotá. He leido artículos acerca de este movimiento en la ciudad capital, se habla de una moda pasajera, de un movimiento en caida después del cierre de uno de sus principales centros de encuentro (Crabs) ya hace un par de años, de la falta de originalidad en la música, del dilema del canto en inglés o en español, del mal educado oido del escucha colombiano, de la falta de apropiación del blusero colombiano para cantar los dolores propios de su tiera y nos los ajenos, etc; pero la existencia cada vez de un mayor número de bandas de blues y blues rock en Bogotá, como en otras ciudades, nos hacen reflexionar en su lenta pero constante evolución y dejar estas inquietudes en el tintero para próximos encuentros.

Colombia es un país culturalmente tropical, y bajo este imaginario se ha dado apoyo a proyectos musicales enfocados a esta posición en los grandes medios, dejando en un nivel inferior al rock nacional y por consiguiente al blues mismo. El  Blues en Colombia es un "género", al parecer, olvidado "por omisión" durante bastante tiempo en la escena del rock nacional..

El Blues ha resurgido en los últimos años. Se han abierto muchos nuevos espacios para su difusión en bares y teatros; es paradójico, pero tan lógico a la vez, razonar que en el apoyo a este movimientos musical, paralelamente se apoya a la misma escena rock colombiana. El Blues, la música de la soledad, de las tristezas, de los desamores, de la mala suerte, la famosa música del alma, ha surgido como la esperanza de encontrar la tan anhelada identidad del rock colombiano.

Escuchen Blues Criollo, asistan a los conciertos, nada se compara con la experiencia de ver una banda de blues en vivo. No me da miedo afirmar, que los bluseros bogotanos, hacen uno de los mejores blues en Latinoamerica.

Hoy, estrenaré este blog como se debe. Sin más palabras, comenzemos con las bandas de blues y blues rock colombianas más representativas actuales y existentes del medio. ¡Disfrútenlo!.

TBCB 

Smoking Underdog

Santafuma

El Hombre Limón

Bluesila

Carlos Reyes y The Killer Band

Seis Peatones

Blueswagen

El Hombre Azul

Captopus

The Joint

F-15 Ensamble

R.U.A. (Medellín)

Citadino Blues y Rock

Elliot's Happiest Days (Pereira)

Roadwailer

La Naranja Blues (Tunja)


Distrito Blues Rock